¿Qué es la Endodiscriminación?

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Por Ilah De La Torre

Cuando comencé a interesarme por este tema, reparé en su complejidad y en todas sus implicaciones, lo cual exige un estudio detallado y a profundidad, que unas cuantas palabras aquí no permiten. Por ello, en este caso sólo dejaré sobre la mesa una problemática que no sólo concierne a la comunidad LGBTTTI, sino que también le compete a la población heterosexual: desaprender la noción que tenemos de los roles tradicionales de género, dejar de dar por sentado que somos tal o cual porque así debe ser, y aprender, más que a tolerarnos por nuestras diferencias, a respetarnos y a aceptarnos por ellas.

Presupuestos

Quizá algunos tendrían la idea de que, por ser una comunidad, cada uno de sus integrantes debería apoyarse, respetarse, estar unidos y ser congruentes en cada una de sus acciones, en pro de su movimiento y de los derechos que exigen a la sociedad. Sí, suena bellamente poético pensar que, sólo por el simple hecho de pertenecer a una minoría, existe unión y armonía en todos sus sentidos.


Bajo esta noción un tanto ingenua y miope, no alcanzamos a ver algo mucho más profundo y complejo: sí, es una minoría que lucha por combatir la falta de derechos y de respeto, las agresiones, la no inclusión, entre muchas otras cosas importantes y esenciales, pero al mismo tiempo es una minoría compuesta por seres humanos. Así de sencillo: por personas que han crecido en una sociedad que tiene como base y casi decreto que el mundo se divide en lo masculino y en lo femenino. Partimos de que así son las cosas: hombre y mujer, cada uno con sus propias características, obligaciones y expectativas sociales, culturales, sexuales, biológicas, de identidad, etcétera.

Quienes integran a la comunidad no se ven exentos a este tipo de presupuestos, a esta formación y educación que se mama desde el hogar, desde pequeños, y que se alimenta conforme vamos creciendo. Se repiten patrones y formas aprendidas de discriminación, independientemente de su identidad de género y orientación sexual.

 
Según Iván Tagle, Director General de la asociación Yaaj México y Secretario General en Jóvenes LGBT México, la discriminación “no es algo que sea exclusivo de la comunidad LGBT, sino que viene de la cultura en la que estamos sumergidos […] Dentro de la misma comunidad existe el machismo, porque vivimos en una sociedad machista”. Mujer recatada, atractiva, femenina. Hombre varonil, guapo, masculino.

 
Desde el núcleo familiar y socialmente aprendemos que un hombre, por ser tal, no sólo debe comportarse de cierta forma, sino además tiene la obligación de hacer y ser un número de cosas. Lo mismo en el caso de las mujeres. Si nos detenemos a analizar esto, no hay razón evidente para esperar que la población LGBTTTI estuviera más libre de prejuicios que los heterosexuales. Todos parten de los mismos prejuicios aprendidos, de una sociedad machista y misógina, y asimismo existe mucha falta de información, de sensibilidad, de empatía, y de interés por modificar lo aprendido.

Por ejemplo, entre los mismos hombres gay hay discriminación hacia los que se comportan afeminados. Al respecto, Antonio Bertrán Rodríguez, periodista y escritor de la columna Nosotros los jotos, menciona que, debajo de este ataque a los homosexuales afeminados está la idea de que haber nacido hombre es un privilegio y cómo osan aquéllos en parecer mujeres, en mostrarse afeminados. Para este periodista, existe esta discriminación porque así se nos educa: “Siempre dicen que la discriminación o el rechazo es como el miedo al otro, y el miedo viene muchas veces de no entender, de tener estereotipos o pensamientos mágicos, mitológicos, primitivos”. Sin embargo, para Bertrán, una forma de hacer frente a esto es mediante la educación (o información), la normalización (es decir, hacer de la comunidad algo normal, algo que no necesita una sección aparte), y teniendo sentido del humor: “Javier Lizarraga dice algo fundamental que yo adopté como divisa: «El sentido del humor es un arma cargada de futuro»”. Para Antonio, sí es necesario tomarse en serio ciertas cosas y actuar para que haya respeto entre todos dentro de la comunidad, pero también menciona que hay que aprender a reírnos de nosotros mismos; que sí hay que hacer activismo, pero no dejar de lado el sentido del humor.

Formas de Endodiscriminación

Las lesbianas forman parte de los grupos más atacados: por ser mujeres y por no seguir el rol “que les toca”, que es estar con un hombre. Sin embargo, también entre ellas hallamos otro tipo de discriminación, que justamente está relacionada con esta división entre lo femenino y lo masculino: las femmes y las butches, como se suelen llamar. A grandes rasgos, las primeras son las más “femeninas” y las segundas, las que tienen una apariencia y comportamiento más “masculino”. Entre sus grupos, si una de ellas entra al otro (en un bar, por ejemplo) es mal vista o incluso atacada por ello. En el caso de las butches, porque ¿cómo osan comportarse como el hombre, el “enemigo”? Es decir, los mismos prejuicios y patrones que podemos presenciar en el mundo heterosexual se repiten en estos grupos.

Asimismo, las personas bisexuales suelen ser muy criticadas dentro de la comunidad, debido a que se piensa que necesitan definir su preferencia: hombres o mujeres, pero no ambos. De alguna manera, a causa de que este grupo representa mayor ambigüedad, también implica mayor crítica y discriminación porque “no se la creen”, por ejemplo, los hombres gays, que otro hombre sea bisexual (y lo mismo entre las lesbianas con una mujer), porque piensan más bien que no ha salido del clóset. No obstante, ¿por qué tiene que ser de una manera en específico: por qué a fuerza hombre o mujer y no ambos?

 
Quienes también se ven más atacadas son las personas trans, que se dividen en transgénero, transexuales y travestis. Son quienes carecen de más derechos en general, aunque, según Iván Tagle, está habiendo un avance desde afuera: “Hasta hace un año, más o menos, se empezó a hablar más del tema trans. Incluso el gobierno, las fundaciones o las organizaciones internacionales se han enfocado mucho más al tema. Ahora dan prioridad a los proyectos LGBTTTI si se incluye lo trans”. No obstante, sigue habiendo muchos prejuicios, aunque esto no es nuevo. Desde la primera marcha gay en México, en 1978, muchos de los activistas y participantes se negaban a que “las vestidas” encabezaran el desfile porque se decía (y muchos siguen pensándolo hoy) que hacían quedar mal al movimiento en general.

Qué hacer

Es utópico pensar que la endodiscriminación se va a erradicar completamente, lo mismo si pensáramos que dejará de existir el odio, las guerras, la violencia. Pero ayudaría que cada grupo que la integra se informe sobre identidad de género y sexual, que tenga presente que no se trata de tolerar al otro, sino de respetarlo (incluso aunque no compartamos sus elecciones o manifestaciones), de aceptarlo, y, por supuesto, de estar dispuesto a modificar nuestras conductas.

Texto originalmente publicado en la Revista S1ngular el 28 de junio de 2016, autoría de Ilah De La Torre.

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