¿Por qué necesitamos una representación real y digna? Hablemos de Disclosure

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Hablemos de Disclosure

¿No sabes qué película o serie agregar a tu lista? Te damos la bienvenida a esta columna, en la cual encontrarás reseñas y recomendaciones sobre películas y series que aborden distintos temas relacionados con la comunidad LGBTI+. En YAAJ estamos convencides que necesitamos que se cuenten y se presenten todo tipo de narrativas en los contenidos que consumimos de la cultura pop, ya que estos nos brindarán la posibilidad de vivir en visibilidad y sentirnos representades. Esperamos que disfrutes estas líneas y que en el camino, brindemos otras perspectivas que nos inviten a la reflexión, la aceptación, el respeto y la tolerancia, además de que por supuesto, te saquemos una sonrisa. ¡Bienvenides a Tatto´s Tomatoes!

“Nunca sabes lo que las imágenes positivas pueden causar en las personas”. “Mientras más representación existe, más confianza obtiene la comunidad”. Con estas dos poderosas reflexiones comienza Disclosure, un documental producido por Netflix que narra cómo los medios de comunicación han representado a las personas trans a lo largo de la historia y el impacto que esta representación ha tenido tanto en la comunidad, como en la sociedad. Más allá de ser un documental sumamente interesante y el cual considero que es material obligatorio para todas las personas que disfrutamos del cine y las series de televisión, ver este documental es una excelente oportunidad para deconstruirse que nadie debería dejar pasar.

Para bien y para mal, los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en nuestra educación ya que nos permiten tener una primera aproximación a distintos aspectos de la vida, por lo cual, el contenido que consumimos puede llegar a definir nuestra percepción respecto hacia lugares, situaciones o personas. Tal y como lo menciona Laverne Cox durante el documental, de acuerdo a La Alianza de Gays y Lesbianas contra la difamación (“GLAAD”) el ochenta por ciento de los estadounidenses no conocen a una persona trans y, en consecuencia, el conocimiento y la percepción que las personas pueden llegar a tener acerca de esta comunidad será el resultado de lo que puedan ver a través de películas, series, entrevistas y demás medios de comunicación (imagínense ahora en nuestro querido México…).

Gracias a las distintas plataformas que han surgido en los últimos años, las generaciones más jóvenes han tenido acceso a un universo de contenido, en donde cada vez podemos ver más diversidad en las historias y personajes que nos muestran los medios. Sin embargo, la gente de mi generación, y en especial personas que pertenecemos a la comunidad LGBTI+, no me dejarán mentir que durante nuestra infancia y adolescencia era sumamente difícil encontrar una historia en donde pudiéramos relacionarnos con algún personaje que estuviera pasando por la misma situación que nosotros, o bien, ver alguna película que nos proyectara una historia de éxito personal y profesional, en donde los protagonistas fueran parte de nuestra comunidad. Inclusive, si nos ponemos a reflexionar este punto, es curioso que cada vez que iba a salir una película en donde apareciera un personaje que perteneciera a la diversidad sexual, o inclusive que se supiera que pudiéramos ver una escena de romance gay o lésbico, causaba mucha sensación y la esperábamos con ansia, ya que difícilmente encontrábamos esta representación en el cine o en la televisión.

De esto habla el documental Disclosure, de la importancia e impacto que puede llegar a tener la falta de presencia de un sector poblacional en particular, o bien, de las consecuencias que puede llegar a tener una representación que está cargada de estereotipos, prejuicios y odio; tal y como lo han hecho los medios de comunicación al momento de representar a las personas trans, y de los efectos negativos que han provocado el representarles, sin a veces ni consultarles.

Una de las reflexiones más importantes de este documental, es que los medios nos han enseñado a tener ciertas reacciones cuando estamos ante la presencia de personas trans, la cuales pueden ser risas, miedo o repulsión y que, de una u otra manera, esto lo hemos aceptado, aprobado, e incluso, celebrado.

Tal y como lo menciona el documental, los medios de comunicación han hecho creer que la feminidad es algo tonto y motivo de risa. Es impresionante la cantidad de películas y series de televisión en donde la representación de una persona trans, o bien, de una persona que está asumiendo el género opuesto al asignado biológicamente, o de una persona gay o lesbiana, debe de generar burla y el espectador tiene derecho a reírse. Películas y series tales como Papá por Siempre, Tootsie, Mi Abuela es un Peligro, How I Met Your Mother, entre otras, han reforzado el estereotipo de que las personas trans únicamente pueden ser utilizadas para un consumo cómico y degradante. Esta constante representación cómica y estereotipada ha convertido a las personas trans (y también a todas las personas que pertenecemos a la comunidad LGBTI+), como señala el documental, en el «chiste de la historia» y esto ha tenido un impacto directo en el mundo real, puesto que la sociedad ha aprendido que es «correcto» deshumanizarnos, ignorando por completo nuestras vivencias, retos y luchas, que para nada son temas cómicos o de risa.

«Las personas trans siempre han estado presentes en la cultura cinematográfica. Podría decirse que la comunidad trans y el cine han crecido juntos a lo largo de los años». Así se refiere Susan Stryker al hablar de Judith de Bethulia, una película de 1914 en donde ya existía representación de personas trans.

Otra concepción que Hollywood se ha encargado de transmitir, es que las personas trans son personas que automáticamente causan miedo o están asociadas con alguna enfermedad mental que les vuelve psicópatas. Seguramente muchos podremos recordar películas como Psicosis, Vestida para Matar o El Silencio de los Inocentes, en donde daban a entender que el asesino era una persona que podría identificarse fácilmente como alguien de la comunidad tras. Es importante regresar a la premisa de que el primer contacto o información que tiene la gran mayoría de la población respecto de estos temas, es a través de los medios de comunicación y, por lo tanto, las primeras representaciones que mucha gente tiene respecto de las personas trans, son este tipo de personajes. Más allá de la cuestión de que la persona trans sea la villana de la historia, lo relevante es que no existe una construcción más allá del personaje tal y como sucede en otras historias, y la única referencia que el espectador va a tener es que estas personas son probables asesinas o locas; reforzando un peligroso y falso prejuicio: que la identidad de género está directamente relacionada con algún padecimiento psiquiátrico.

Tal y como lo señalan las diferentes y diversas personalidades y expertos que hablan a lo largo del documental, los medios de comunicación nos han enseñado a cosificar a las personas trans, al existir una fijación morbosa en el tema genital, en procesos quirúrgicos, cuestionando la identidad de las personas y otorgándoles un tratamiento verdaderamente denigrante. Uno de los peores ejemplos que narra el documental es que el cine y la pantalla chica nos ha enseñado a que al ver o tener interacción con una persona trans, la reacción “lógica” y “natural” es tener asco. Esto último siendo un enorme problema ya que cuando los medios dan a entender que es «normal» y «aceptable», estas conductas las podemos replicar en la vida real.

El documental también aborda la manera en la que los hombres trans son proyectados a través de las historias, enfatizando que hasta hace muy poco tiempo comenzamos a ver representación, ya que durante muchos años fue prácticamente inexistente. Y las pocas historias que sí existían, si bien abrieron camino, tendían a ser cargadas de tragedia y violencia, por ejemplo, recordemos a Los Muchachos No Lloran, una narrativa que lejos de empoderarnos, nos refuerza que no seremos amados o aceptados. En definitivo, hay una necesidad urgente y latente de contenido pensando en personas reales, con tramas y narrativas positivas, robustas, sin que su finalidad sea sensacionalista.

Esta escena pertenece a la serie Tales of San Francisco, creada en 1993 y que fue recreada por Netflix en 2019, aborda relatos de varias personas que pertenecen a la diversidad sexual en la ciudad de San Francisco.

Por la parte de las mujeres trans, el documental también señala la necesidad de diversificar las personalidades, cuerpos, perfiles profesionales, historias y desenlaces. Por un lado, existe esta universalidad de representaciones en donde las mujeres trans solo son representadas como trabajadoras sexuales, que si bien, derivado del contexto de discriminación y falta de oportunidades laborales, en la realidad sí hay un porcentaje elevado de personas que se dedican al trabajo sexual, cuando se omite este contexto en las historias que se cuentan, se transmite el mensaje que esa es la única alternativa laboral que tendrán estas personas. Otro aspecto que aborda el documental, es que los medios han tenido una fijación en representar como víctima a la mujer trans; o las mujeres trans van a morir derivado de algún cáncer provocado por las hormonas, o serán violentamente asesinadas y objetos de crímenes de odio.   

¿Porqué esta es la historia que queremos seguir contando? Sobre todo, cuando esto no sucede al hablar de personajes cisgénero heterosexuales en donde sí existe una universalidad de narrativas y un sinfín de historias en donde los personajes sí pueden acceder a un desenlace positivo y que proyecte la esperanza de una vida plena. No obstante, los productores de este contenido han decidido que esta es la narrativa que se quiere contar una y otra vez, lo cual tiene un impacto negativo sobre todo para la población joven en donde la única referencia que tienen es una historia de violencia, de rechazo y donde parece inexistente la alternativa de una vida plena.    

El documental concluye con un poderoso mensaje: es importante tener historias en donde podamos ver a personas transicionar, donde les veamos tener carreras exitosas y vidas plenas. Personajes con los cuales nos podamos relacionar, nos podamos proyectar o inclusive, podamos aspirar a ser. Estas reflexiones por supuesto también apelan a toda la comunidad LGBTI+; necesitamos historias de éxito a nivel personal y profesional, sin que nuestra orientación sexual, identidad o expresión de género tenga un papel decisivo sobre el curso de nuestra suerte; exigimos narrativas alejadas del miedo y la desinformación, y mejor cercanas a pensamientos de amor, aceptación, tolerancia, respeto y aspiración.   

Sense8 fue una serie del 2015 creada por Netflix, en la cual se presentó al personaje de Nomi, una mujer trans que es parte central de la historia. La creación de este personaje fue un gran acierto, ya que la manera en la que fue construido este personaje, permite que Nomi sea una persona admirable y que muchxs podríamos aspirar a ser.

En definitivo, Disclosure nos invita a reflexionar sobre los tipos de materiales que consumimos y nos invita a ser personas más críticas. Es justo señalar que este documental es la inspiración para la creación de esta columna, ya que creo firmemente que la experiencia de poder ver una película, una serie de televisión, un video musical, una entrevista en donde nos encontremos con una historia en donde realmente nos podamos ver reflejades, o bien, nos de la esperanza de poder tener esa historia de éxito que siempre hemos deseado, definitivamente puede cambiarnos la vida. Todes necesitamos representación, y en especial aquellas personas que aún van creciendo, ya que esto lanzará un potente mensaje: podemos existir, podemos resistir y tenemos derecho a vidas plenas. Cierro con una hermosa frase extracto de este documental: “las niñas y niños nunca podrán ser lo que no pueden ver”.

¡Hasta la próxima!

Por Mauricio Tattó.

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