En las primeras horas del 26 de abril de 2024, en un acto histórico para los derechos humanos en México, el Senado de la República votó a favor de la prohibición definitiva de las mal llamadas “terapias” de conversión. Con 77 votos a favor, 4 en contra y 15 abstenciones, esta decisión marca el final de una lucha de casi una década por la dignidad y la integridad de las personas LGBT+ en el país.
Este dictamen, ahora enviado al Ejecutivo Federal para su promulgación, impone sanciones severas a quienes realicen, impartan, apliquen, obliguen o financien cualquier tratamiento que busque modificar la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona. Las sanciones incluyen de dos a seis años de prisión y multas significativas, con penas aumentadas al doble cuando las víctimas sean menores de edad, adultos mayores o personas con alguna discapacidad. Para los perpetradores en posiciones de autoridad, como familiares, docentes o funcionarios públicos, las consecuencias incluyen no solo penas de prisión, sino también la destitución e inhabilitación profesional.
La reforma, que adiciona el artículo 209 Quintus al Código Penal Federal y el artículo 465 Ter a la Ley General de Salud, es el resultado de un arduo proceso de más de seis años. Este proceso involucró a sobrevivientes de tortura por ECOSIG, sus familias, especialistas de diversas disciplinas, organismos internacionales y congresistas de ambas cámaras federales. Juntos, lograron unificar voces y esfuerzos en torno a una causa que trasciende lo personal y alcanza lo colectivo: la protección de la diversidad y la libertad individual en un país donde, durante mucho tiempo, estas “terapias” fueron utilizadas como herramientas de represión y control.
Este paso legislativo no solo representa una victoria jurídica, sino un hito de justicia social. Para muchas de las personas que fueron sometidas a estas prácticas, la aprobación de esta ley simboliza una forma de reparación del daño, una respuesta clara y contundente del Estado que ahora reconoce el sufrimiento infligido y se compromete a no permitir que vuelva a suceder.
La aprobación de esta ley es un recordatorio del poder de la resistencia, de la importancia de la lucha colectiva y de la necesidad constante de salvaguardar los derechos humanos frente a cualquier intento de vulnerarlos. México, al prohibir definitivamente estas prácticas, se coloca como un referente en la defensa de los derechos de la diversidad sexual y de género en América Latina y el mundo. Este logro no es solo una victoria legislativa, es una afirmación de la dignidad y el respeto hacia todas las personas, independientemente de quiénes son o a quiénes aman.
Infinitas gracias a la Sen. Citlalli Hernández, Sen. Patricia Mercado, Sen. Alejandra Lagunes, Genaro Lozano, Dip. Temístocles Villanueva, Sen. Olga Sánchez Cordero, Dip. Salma Luévano Luna, Dip. Frinné Araujo, Sen. Laura Ballesteros, Mario López, Javier Esperanza, Máximo Carrasco, Maritza Triay Vadillo, y a tantas otras personas e instituciones cuyas voluntades han sido fundamentales para esta reparación del daño que alguna vez se nos hizo. Este logro es por quienes ya no están, por quienes seguimos aquí y por todas aquellas generaciones que vendrán. En nuestro amor e identidades, no hay absolutamente #NadaQueCurar
FIN.