En una jornada histórica y cargada de emociones, las Comisiones Unidas de Justicia y de Estudios Legislativos Segunda del Senado de la República aprobaron, este 23 de abril de 2024, el proyecto de decreto para prohibir y sancionar las mal llamadas “terapias” de conversión. Este dictamen, que fue aprobado con 22 votos a favor y uno en contra, representa un paso trascendental en la protección de los derechos humanos de las personas LGBTIQ+ en México.
La sesión comenzó con una tensión palpable, fruto de los seis años de lucha incansable que han marcado este camino. La presidenta de la Comisión de Justicia, la Senadora Olga Sánchez Cordero, aportó a la discusión con palabras que resonaron en cada rincón de la sala: “Esta reforma es un asunto de libertades, de derechos y de igualdad, pues busca erradicar una tortura que va en contra de la dignidad humana y de la integridad de las personas”. Su voz, firme y decidida, dejó claro que en México, no hay nada que curar.
A lo largo de los años, la batalla contra los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG) ha estado marcada por testimonios de resistencia y resiliencia. Muchas personas han enfrentado la incomprensión y el rechazo de sus familias, lo que ha llevado a situaciones de desesperanza y, en los peores casos, al suicidio. La Senadora Citlalli Hernández Mora, del Grupo Parlamentario de Morena, denunció este dolor al recordar a quienes no pudieron soportar la carga de una sociedad que les negaba el derecho a ser quienes son.
“Muchos de esos casos lamentables de vida han derivado en suicidios”, lamentó la Senadora Hernández. Su intervención fue un recordatorio poderoso de lo que estaba en juego: la vida y la dignidad de miles de personas LGBTIQ+.
La Senadora Laura Iraís Ballesteros Mancilla, de Movimiento Ciudadano, se unió a las voces que exigían justicia. Subrayó que cuando se dejan de lado las disputas partidistas, se pueden conseguir cosas extraordinarias para garantizar los derechos de los grupos más vulnerables. Sus palabras fueron un reconocimiento a quienes han luchado incansablemente, tanto en las calles como en los pasillos del Congreso, por ver este día llegar.
Esta votación en Comisiones Unidas fue el preludio de la votación en el pleno del Senado, un momento que marcará un antes y un después en la historia de los derechos humanos en México. Para muchas víctimas y ahora sobrevivientes, esta legislación no solo representa la prohibición de una práctica atroz, sino también la reparación integral del daño sufrido. Es un reconocimiento a su dolor y una promesa de que nunca más se permitirá que algo así vuelva a suceder.
La aprobación de este dictamen es fruto de un trabajo colectivo que ha involucrado a sobrevivientes de tortura por ECOSIG, sus familias, académicos, organismos internacionales, expertos clínicos, teólogos y, por supuesto, a las y los congresistas de ambas Cámaras federales de nuestro país. Cada uno de ellos ha aportado su voz y su experiencia para construir una ley que no deja espacio a la duda: en México, la diversidad se respeta y se protege.
El camino hacia la prohibición de las “terapias” de conversión ha sido largo, pero este avance en Comisiones Unidas nos acerca a un México más justo y equitativo. Las personas LGBTIQ+ de nuestro país han sido claras en su exigencia: no más ECOSIG, porque lo que no se prohíbe se permite. Y con esta legislación, estamos un paso más cerca de garantizar que nadie más tenga que sufrir por ser quien es.
FIN.